Quizás porque está llena de historia (pinturas rupestres, tesoros ibéricos, yacimientos romanos, etc.), Tivissa siempre ha mostrado un cierto sentido de capitalidad. Durante siglos ha tenido un papel destacado como centro comercial y agrario en esta parte de la Ribera, lo que explica la extensa red de caminos que la conectaban con las poblaciones cercanas y las numerosas masías de su extenso término municipal, verdaderas industrias agropecuarias en la antigüedad.
Para los excursionistas, Tivissa y su ermita de San Blas, también tienen un valor especial. Fue aquí donde el 2 de marzo de 1975 se pintó la primera marca de los Senderos de Gran Recorrido en toda la Península, los populares GR. A inicios de los años setenta del pasado siglo XX, los excursionistas franceses animaron a los catalanes a continuar uno de sus grandes itinerarios con la intención de que, algún día, llegara a Gibraltar.
El GR 7 se inauguró en Tivissa porque fueron excursionistas de la provincia de Tarragona los encargados de trazar el primer tramo de Sendero de Gran Recorrido de la Península. Especialmente, las entidades de Reus habían adquirido una considerable experiencia en la recuperación de antiguos caminos con la celebración anual, desde 1965, del Día del Camino de Montaña, impulsado primero por Joan Domènech y posteriormente por Enric Aguadé.