Siempre ha sido recomendable mantener buenas relaciones con los santos y las santas, especialmente si se quiere que sean diligentes en su buen oficio de mediadores con los de más «arriba». Cuando estos se olvidaban de abrir el grifo durante demasiado tiempo, los Garcian y Garcian recurrían a Santa Magdalena con rogativas pidiendo ayuda. Para que la Santa recordara los beneficios y Bonaventura del agua, era tradición bajarla a hombros a tomar un baño en el Ebro.
Tras ser cabeceo al río, bien fresquita y complacida, los aldeanos retornaban Santa María Magdalena en su trono arriba la sierra para que, estando nuevamente cerquita del Señor, intercede para poner fin a la sequía. La excursión propuesta recuerda los viajes Santa Magdalena para tomar las aguas, y especialmente las romerías de la gente de García hasta su ermita estimada situada en un lugar muy especial de los contrafuertes meridionales de la sierra del Tormo.
El día de la Ermita, como se denomina la romería anual en Santa Magdalena, no pueden faltar la clotxa, la misa, los gozos, los bolos, la paella, la jota y la subasta del mono. Buena parte de los vecinos y vecinas de Garcia se encuentran ese día a la ermita. Cada familia suele ocupar el mismo lugar cada año (para muchos es algo casi tan sagrado como la santa). Una vez instalados compartirán el día yendo de mesa en mesa y participando de los juegos y de los bailes.