«El río había comenzado a crecer a medianoche, y en la amanecida, cuando despertarme, ya lo oí que roncaba igual que un feram. Me entró una inquietud que no me dejaba pegar ojo. Aquella mañana habíamos de emprender viaje hacia Mora y el laúd, con una carga de veinte toneladas de lignito, estaba preparado en el muelle desde la tarde antes.
-Ha subido mucho -me dijo mi mujer después de dar un vistazo al río por la ventana-. ¿Quieres decir que te aviar?
Voy mascullar que no lo sabía, pero cualquiera que conociera un poco el tío Godia, nuestro patrón, podría asegurar sin pifiarla-la que, aunque se juntara el cielo con la tierra, el viejo soltaría amarras. »
Así comienza uno de los relatos de Jesús Moncada del libro Historias de la mano izquierda, donde explica una navegación trepidante, el límite del naufragio, cabalgando sobre un Ebro crecido. Imaginarse aquel laúd, cargado de carbón, enfilando el paso del Asno, con la corriente golpeando las paredes rocosas de la orilla, aunque pone ahora los pelos de punta.
La excursión propuesta permite precisamente, contemplar este estrecho del Ebro desde las alturas y caminar por el histórico camino de herradura que aún se conserva. Además, la ascensión a uno de los mejores miradores de la comarca regala unas vistas extraordinarias.