Otros ojos han contemplado el Ebro desde aquí arriba mismo. Cómo sería este territorio durante la primera Edad del Hierro? ¿Qué les pasaba por la cabeza a los habitantes que asentarse arriba el cerro de Sebes cuando contemplaban el majestuoso río? La vida de aquellos antepasados no sería paso idílica, preocupados por una subsistencia del todo garantizada. Ahora bien, una cosa es segura, para ellos el río era sinónimo de vida, como aún lo sigue siendo hoy en día. El río es identidad, es alma, es voluntad de futuro, es algo grande, inmemorial, casi atávica, un referente espacial y anímico que resulta muy difícil captar desde los despachos donde se planifican trasvases y obras públicas.
El paseo propuesta transcurre por Sebes, un espacio natural de gran valor ecológico, declarado reserva natural de fauna salvaje en 1995. En la actualidad constituye uno de los mayores cañaverales de Cataluña, con un excelente bosque de ribera que se ha convertido en un fantástico refugio especialmente para un gran número de aves. El paseo permite también acercarse al lugar donde se levantó el poblado protohistórico. Son visibles los restos de algunos muros y del espacio donde se realizaban los enterramientos. Sin embargo, probablemente el más evocador sean las vistas desde la colina para dejar volar la imaginación cuatro mil años atrás.