Como es que hay montañas que son más que montañas? Pues porque los humanos somos animales simbólicos. Para ordenar el mundo y comunicarnos, empaquetamos y comprimimos significados dentro artefactos que, sólo pueden abrir aquellos que tienen las claves de acceso. Es decir, creamos símbolos, elementos aparentemente simples, pero que están llenos de significados para los que comparten los códigos. Así, una montaña que para muchos podría pasar desapercibida, para otros, forma parte de su vida y de su identidad.
A finales de 1929, dentro del Centro Instructivo Democrático de Mora de Ebro, nacía La Picossa, una asociación excursionista con vocación esencialmente cultural y de descubrimiento. Este es también el nombre de una montaña que, desde la población, presenta una esbelta y atractiva silueta. Belleza y singularidad son elementos habituales en la construcción de símbolos. No es extraño pues, que San Jerónimo, la ermita más popular del municipio y de buena parte de la comarca, fuera construida a sus pies.
La primera excursión «oficial» fue la ascensión a su cima, así como la primera en 2001, una vez recuperada la asociación. Para los excursionistas de Mora de Ebro, estos es «su» montaña, un espacio íntimo y, a la vez, intensamente recorrido. Un espacio rodeado de campos y poblaciones, pero que conserva una marcada personalidad. Las vistas desde el morral donde se instaló la escultura de una gran estrella, son inmejorables.