Mora d’Ebre – Miravet – Horta de Sant Joan

La capital de la Ribera d´Ebre es un buen punto donde iniciar la ruta. Desde los restos de su castillo se divisa una extensa y agradecida panorámica sobre el río, Móra la Nova y las poblaciones cercanas. El recorrido hasta la siguiente población, Benissanet, se realiza siguiendo caminos agrícolas, entre campos de frutales. Luego se atraviesan plantaciones de las famosas cerezas de Miravet hasta llegar a esa población. Miravet es pura escenografía, con un pasado histórico vinculado a la orden de los monjes guerreros del Temple del que es un testimonio contundente su espectacular castillo. Ni que decir tiene que vale la pena destinar algo de tiempo a visitarlo.

La ruta atraviesa el pueblo viejo y sale por la costa del Riago, el viejo camino adoquinado que conecta con la orilla del río. Más abajo se encuentra el estrecho de Barrufemes. Uno de los principales desfiladeros del río en su tramo bajo. Al final de grandes plantaciones de cítricos se encuentra el antiguo camino de Barrufemes. Éste es el punto de mayor dificultad de la ruta. Los deslizamientos han dañado el camino y hay que bajar de la bicicleta en algunos puntos. Para compensar, el escenario es cautivador como pocos.

Poco antes de llegar a Benifallet, se sale a la carretera C-12. Hay que hacer poco más de tres kilómetros por el arcén hasta encontrar la conexión que permite enlazar con la Vía Verde del Baix Ebre y la Terra Alta, justo donde se encuentra la estación de Benifallet. Se trata de la antigua línea férrea de la Val de Zafán, pensada básicamente para conectar Aragón con el mar y poder exportar su trigo. Su trazado sigue en muchos tramos el recorrido del río Canaletes y ofrece unos paisajes de montaña de gran calidad, en un ambiente en el que se combinan la naturaleza y los campos de cultivo. La suave pendiente de la antigua plataforma de tren permite superar cómodamente el desnivel, pasando junto a Bot, y hasta Horta de Sant Joan, al pie del impresionante macizo de Els Ports.